Conan, en busca de fortuna en Shadizar, se encuentra con dos ladrones, Fafnir y Rata Negra, discutiendo sobre el botín. Conan decide llevarse el tesoro el mismo y rápidamente se encarga de los dos ladrones incompetentes. Al llegar a la ciudad, entra en un bar en el que entabla una conversación con una ramera, Jenna. Conan evita por poco otra pelea de bar y se marcha con Jenna, que está dispuesta a seguir al bárbaro, o quizás a la sorprendente cantidad de oro en su bolsa. Jenna lleva a Conan con su tío, Maldiz, un herrero, para que funda las monedas de oro de Conan, que podrían resultar sospechosas, y les dé una nueva forma. Las noticias sobre el robo se han extendido y tanto Jenna como Maldiz suman dos y dos. Con el oro ahora irrastreable en su bolsa, Conan se toma un momento para disfrutar de la compañía de Jenna bajo una palmera, pero ese momento se interrumpe rápidamente cuando tres figuras vestidas con túnicas rojas lo dejan inconsciente atacándolo por detrás. Curiosamente, se llevan solo a la chica, dejando allí el oro. Conan busca la ayuda de Maldiz, que reconoce a los hombres que le describe el cimmerio y da a Jenna por perdida. Los hombres son seguidores del Dios de la Noche, que sacrifican a una joven todos los meses para su malvado señor. Conan se dirige al templo, roba una túnica y entra en la guarida del culto. Llega justo cuando la sacerdotisa del Dios de la Noche, Haji, completa su rezo y apaga el brasero, sumiendo el templo de techo abierto en la oscuridad. Conan aprovecha la oportunidad para acercarse a Jenna, aunque descubre el secreto del Dios de la Noche, una criatura con forma de murciélago gigante que baja en picado para devorar a su sacrificio. Coge a Jenna por los talones, pero Conan salta sobre la espalda del monstruo. Hajii logra agarrarse a Conan y el monstruo los lleva por los aires. Conan golpea los ojos y el cuerpo de la bestia repetidas veces con su antorcha, mientras que Hajii trata deseperadamente de evitar que el bárbaro mate a su dios. Conan obtiene la victoria y el monstruo se desploma al suelo, dejandole desorientado el tiempo suficiente para que Hajii saque una daga y ataque para vengarse. Afortunadamente, la sacerdotisa se había olvidado de Jenna, que la deja inconsciente con el brasero antes de que mate a Conan. Sin embargo, cuando Conan se despierta, descubre que Jenna y el oro hace tiempo que se han ido.
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