Un esclavista, presumiendo de su reciente adquisición, llama la atención de Conan cuando menciona una joya oculta en La Torre del Elefante. El pillo se burla del interés de Conan en la imposible tarea de obtener la gema, desconociendo el carácter del cimmerio. Dejando atrás el cuerpo del kotio, Conan se acerca a la torre y observa entrar a Yara. Conan no nota que los pies del sacerdote no tocan el suelo. Conan escala el muro y tras él descubre a otro ladrón, Taurus, que también ha llegado al patio. Taurus usa un gas para matar a algunos leones guardianes y los dos ladrones escalan hasta lo alto de la torre. Taurus, intentando dejar a Conan atrás, se escabuye por una puerta, pero inmediatamente cae muerto. Conan entra con precaución en la estancia, descubriendo que está llena de tesoros, pero también se encuentra al guardián de la misma, una enorme araña venenosa. Conan derrota al monstruo y desciende a una cámara inferior, donde encuentra a una criatura humanoide verde con cabeza de elefante. La ciega y solitaria criatura se presenta como Yag-Kosha le explica a un aterrorizado Conan su naturaleza alienígena y cómo lo capturó Yara. La legendaria gema, el Corazón del Elefante, es lo que mantiene a Yag-Kosha cautivo y convierte a Yara en todopoderoso. Yag-Kosha le ruega a Conan que lo mate, y lo hace. Entonces, lleva la gema hasta el durmiente Yara, al que la gema se traga místicamente. Conan puede ver a un Yag-Kosha completamente sanado y poderoso en el interior de la gema tomarse su venganza contra su captor. Tras la muerte de su ocupante, la torre comienza a derrumbarse y Conan escapa justo a tiempo para verla transformarse en una pila de vidrios.
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