Tras desmantelar un local en el que se utilizaban menores para espectáculos pornográficos, Capa y Puñal vuelven a la Iglesia del Espiritu Santo, donde el Padre Delgado comunica a Puñal que su padrastro quiere que vuelva a casa. Entonces Capa, temiendo perderla, sufre un ataque de celos y absorbe dentro de si a los feligreses que se encontraban en ese momento en la iglesia. Tras liberar a los feligreses, Puñal toma la decisión de volver a casa.
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