BERNARD KRIGSTEIN
Brooklyn, Nueva York, USA (22 de marzo de 1919 - 8 de enero de 1990)
Dibujante
Entintador

Bernard Krigstein sigue siendo uno de los artistas más influyentes e importantes de la segunda mitad del siglo XX. Más interesado por la pintura encaró su carrera profesional en el medio de manera adulta, intentando explorar todos los recursos que ofrece el arte de la historieta. Su obra se desarrolló en un período muy determinado de tiempo durante casi 20 años en las décadas de los cuarenta y cincuenta. Su principal contribución la realizó en la editorial EC de William Gaines desde 1953 hasta 1956, siendo el último autor que se incorporó al grupo.

En esta editorial probó todo tipo de géneros, tanto el bélico como el histórico, ciencia ficción, suspense e incluso el humorístico. Obtuvo la mayor repercusión en sus relatos de suspense y terror donde dejó algunas obras maestras como las conocidas Master Race y Key Chain, pero también More blessed to give..., Pipe-dream, Monotony o Prairie Schooner. También destacó en las revistas de ciencia ficción con relatos como Bellyful, The flying machine o Fulfillment, así como en las revistas bélicas con The mascot, The good luck piece, Drummer of Waterloo y Revenge. En todas estas historias Krigstein demuestra su increible talento narrativo, su moderno estilo de diseño y su maravilloso dominio del dibujo. También participó en la revista Mad a las órdenes de Harvey Kurtzman, donde firmó tres historias paródicas: Bringing back father, Crash McCool y From eternity back tohere.

Antes de su paso por EC colaboró con diversas editoriales como Ziff-Davis, DC, Hillman, Marvel o Harvey, donde realizó diversos trabajos de aprendizaje partiendo de su principal influencia del mundo de la historieta que fue Frank Robbins. Algunos de estos trabajos son varias historias del personaje llamado Wildcat para la revista Sensation Comics, en 1948, y también varios relatos para Strange Adventures, Adventures into Terror, Airboy Comics, Battle y Crime Detective Comics, entre otros títulos.

Sin embargo su segunda etapa gloriosa la encontramos tras abandonar EC. Esta editorial se hundió casi totalmente, a mediados de los cincuenta, debido a una caza de brujas instigada por algunos de sus competidores en connivencia con los sectores más reaccionarios del país. Krigstein intenta trabajar en otras compañías y seguir perfeccionando hallazgos como el panel breakdown, el distanciamento, la elasticidad temporal y el sentido racional del diseño. No obstante, cada vez se encuentra con guiones más estúpidos y de menos páginas por lo que a principios de la década de los sesenta decide dejar el comic-book para dedicarse a la ilustración comercial y a la enseñanza en la High School of Art and Design de Nueva York.

La importancia histórica de Bernard Krigstein radica en su aproximación adulta al medio del comic, a su tremenda calidad formal y a su afán artístico y de experimentación que le emparenta a otros grandes innovadores del medio como Winsor McCay, Will Eisner, Harvey Kurtzman o Cliff Sterret. Su influencia ha sido decisiva en autores tan importantes como Jim Steranko, Jack Kirby, Art Spiegelman, Paul Gulacy, Howard Chaykin, David Mazzucchelli o Chris Ware. Su legado permanecerá disponible como fuente de inspiración para las próximas generaciones de autores de todo el mundo.


Biografía realizada con datos obtenidos en el blog La canción de Tristán.
Fotografía obtenida en Muddy Colors.