Cuando la familia de Alfred Richard Eadeh, nacido en Cleveland, se mudó a Brooklyn, Nueva York, llevaron a su hijo a una ciudad que un día le daría trabajo como artista comercial. Solo una parte de su larga carrera se dedicará al trabajo de la industria del cómic, en el que fue uno de los periodos más fascinantes en la historia de este maremágnum de cuatro colores. Al viviría hasta una edad avanzada, pero se conoce muy poco de su tempo en los cómics, que se redujo a tan solo siete años. Dada la ingenuidad que mostraba en el tablero de dibujo, nunca se iba a distinguir como una de las luminarias del medio. Tan solo aquellos apasionados del terror de la etapa previa al Comics Code Authority podrían haber apreciado su pertubador sentido del diseño, la mayoría del cual se aprovechó en la infame línea de terror de Atlas.
Tras asistir al Pratt Institute de Nueva York durante los años treinta, encontró trabajo como artista comercial, antes de alistarse en las fuerzas armadas en Jamaica, Nueva York, el 7 de marzo de 1941. Esto fue nueve meses antes del ataque a Pearl Harbor. Su certificado de alistamiento revela que era soltero y trabajaba como artista. Al finalizar la guerra, el soldado Eadeh había ascendido a sargento, al tiempo que recibía comisiones como historietista del increíblemente popular diario del ejército Yank Magazine. A su vuelta a la vida civil, la vida de Al fue muy parecida a la de otros jóvenes que dejaban el servicio, encontrando dificultad en adquirir trabajo constante. Los puestos en las agencias de trabajo de la ciudad eran contados, pero había cada vez más salidas para un dibujante de cómics autónomo. Esto tenía la ventaja añadida de poder trabajar en casa, alejado de la rutina monótona de las editoriales de cómic.
Le surgió una oportunidad en el estudio de Joe Simon y Jack Kirby, en el que pasó bastante tiempo, contribuyendo a los títulos románticos de Prize Real West Romances, Young Love y Young Romances tan pronto como en 1949. Durante este tiempo, sus lápices también embellecieron las páginas de Real Clue Crime Stories de Hillman. Mientras intentaba adaptarse al estilo de la casa, sus primeros esfuerzos parecían rígidos, carentes de la fluidez que caracterizaría muy pronto sus lápices. Con cada historia su trabajo comenzó a mejorar, lo que trajo nuevos encargos de títulos románticos similares de Timely/Atlas, principalmente en Actual Romances, Love Adventures, Love Romances y más delante, en 1953, Secret Story Romances. Sus apariciones ocasionales en los cómics de Western de la compañía se añadieron a su portafolio, lo que atrajo la atención de muchas otras editoriales.
En su tiempo como dibujante de historietas autónomo, habría sido uno de los muchos aspirantes que hicieron el trayecto a las oficinas de Atlas para recoger el próximo guion de la mesa del incansable Stan Lee. Con menos de dos años de experiencia, muy rápidamente se había mostrado como un profesional consumado, con capacidad para adaptarse a distintos géneros. Fue su trabajo en la línea regular de títulos de terror de Atlas lo que realmente capturó la imaginación de sus muchos lectores jóvenes. Esto se debió en parte a Stan Lee, que reconoció el potencial de Al, mientras su línea de cómics de terror continuaba ceciendo en popularidad. Por lo tanto, siguió una plétora de historias inquietantes en las páginas de Astonishing, Journey into Mystery, Journey into Unknown Worlds, Marvel Tales, Mystery Tales, Mystic, Spellbound y Uncanny Tales. Aunque era algo raro ver su trabajo en la sección de presentación de estos volúmenes de terror, un hueco normalmente reservado a Bill Everett, Russ Heath y Joe Maneely, se convirtió en un colaborador regular en la línea escalofriante de la compañía. Sus composiciones se congratulaban enormemente en distorsionar cualquier noción preconcebida de perspectiva, exacerbando aún más su aspecto premonitorio, para arrojar la más oscura de las sombras. Al contrario que los jóvenes gallardos de sus historias de mal de amores, estas historias presentaron a algunos de los más horrorosos personajes del género. Los no iniciados podrían haber encontrado su técnica cruda, privándole de cualquier posibilidad de acudir a la llamada de los refinados superhéroes de la Edad de Plata para los que todavía quedaban unos pocos años. Sin embargo, en el insalubre mundo del cómic de terror previo al Comics Code, su siniestra línea de trabajo se adaptaba al requisito de la infracción perfectamente, asegurándose una bienvenida a casa en las páginas de los títulos más notorios de Atlas, principalmente Adventures into Terror, Adventures into Weird Worlds, Menace y Suspense.
Quizás su trabajo fuera demasiado desagradable para el equipo editorial de Harvey Comics, ya que su arte se limitó a tan solo cuatro trabajos, debutando en Black Cat Mystery #41 (diciembre de 1952) en el mortal final “Live Man’s Funeral”. Continuó con ello en el siguiente número, con “Mask of the Murderer”, antes de desatar el horripilante “Cicle de Terror” en Chamber of Chills vol.1 #16 (marzo de 1953). Su corta etapa en Harvey llegó al final con “A Rose is a Rose” en Tomb of Terror #10 (julio de 1953). El “Cicle de Terror” de Chamber of Chills llegó al epítome de la predilección pre-Code por el rencor, publicando un episodio que hubiera encantado a los fans del dibujante de EC "Ghastly" Graham Ingels. Al inteligentemente tentó a un cadáver vengativo, babeando sobre su putridez, comoel antecedente para animar a una familia de ratas a roer carne humana. ¡Fue demasiado!
Entre 1952 y 1954, mientras trabajaba para Atlas y Harvey, Al continuó dibujando más de una docena de historias para Jack Kirby y Joe Simon, viendo su trabajo la luz en Black Magic de Press. Entre ellas estaba la aclamada “Ghost in the House” en Black Magic #30 (mayo-junio de 1954). Con cada nuevo encargo, se esmeraba en dar vida a algunas de las creaciones más espantosas del periodo, asegurándose un lugar permanente en el perturbador contenido de este título. También recibió encargos de Ace, lo que sirvió para acrecentar su reputación de profesional requerido. Sin embargo, la campaña contra este tipo de cómic estaba ganando apoyos. Una vez que el Comics Code Authority restringió a las editoriales que publicaban estos despreciables cómics, el pobre Al se las vio y se las deseó para encontrar trabajo. Su estilocomo dibujante de cómics era justo el adecuado para este inquietante fenómeno. Se vio obligado a buscar trabajo en otra parte, regresando al mundo del arte comercial. Habría una última ráfaga de historias de sus plumas en los saneados años de 1957 y 1958, todas publicadas por Atlas, pero fueron en cierta forma tenues.
Tras su salida del mundo de los cómics, su vida permanece rodeada en misterio. Hay pruebas que sugieren que después dejó el mundo de la publicidad para convertirse en letrista y trabajar en musicales. Esto lo llevará lejos de Brooklyn, hasta los climas más cálidos de Fort Walton Beach, Okaloosa County, Florida, donde murió en paz en 2005 a la edad de 92 años. Muchas de sus historias se siguen reditando hoy en día, pero Al nunca estuvo destinado a destacar entre los nombres más memorables de la época. Sin embargo, como artista de terror anterior al Comics Code, fue un auténtico maestro con una increible comprensión del género, igualada por muy pocos de sus contemporáneos.
Biografía publicada originalmente en It Crep From the Tomb (2018), realizada por Peter Normanton.
Fotografía obtenida en la cuenta de Facebook del autor.
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