Arthur Ignatius Conan Doyle fue un escritor y médico británico, creador del célebre detective de ficción Sherlock Holmes. Fue un autor prolífico cuya obra incluye relatos de ciencia ficción, novela histórica, teatro y poesía. De familia escocesa, estudió en las universidades de Stonyhurst y de Edimburgo, donde concluyó la carrera de medicina. Entre 1882 y 1890 ejerció como médico en Southsea, Inglaterra. Para redondear sus magros ingresos publicó una novela de intriga, Estudio en escarlata, que se convertiría en el primero de los sesenta y ocho relatos en los que aparece uno de los detectives literarios más famosos de todos los tiempos, Sherlock Holmes.
En un momento de auténtica inspiración, basándose en el copotragonismo de caballero y escudero en el Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes, modelo que tantos novelistas han seguido, Arthur Conan Doyle creó al doctor Watson, un médico leal pero intelectualmente torpe que acompaña a Sherlock y escribe sus aventuras. En julio de 1891, empezó a publicar en la revista Strand Magazine las andanzas de su personaje, inspirado parcialmente en uno de sus profesores de la universidad, que abogaba por seguir estrictos razonamientos deductivos en todos los órdenes de la vida.
En 1893, harto de Sherlock, decidió darle muerte en la ficción junto a su enemigo mortal, el maligno profesor Moriarty; pero a causa de la presión de sus lectores, debió resucitar al detective en 1902, con El sabueso de los Baskerville. Doyle adornó a su personaje con ciertos rasgos muy reveladores de los estereotipos de la clase alta victoriana: afición a la cocaína, destreza en la música, sobre todo con el violín, bruscos accesos de euforia y de melancolía, misoginia y, por supuesto, patriotismo al servicio indiscutible del imperio inglés.
De este fervor da cuenta su apasionada escritura de panfletos y artículos a favor de su país en la guerra de los boéres, como La guerra en Sudáfrica (1900), y también los seis volúmenes titulados The British Campaign in Flanders (1916-1919). Además de las novelas de intriga, Doyle practicó aceptablemente el género histórico en Michael Clarke (1888), La compañía blanca (1890) o Rodney Stone (1896), así como el drama en Historia de Waterloo (1894). Son curiosas sus incursiones en la ciencia ficción con The Lost Word (1912) y The Poison Belt (1913). El autor sufrió una crisis tras la muerte de su hijo mayor en las trincheras de la Primera Guerra Mundial y se dedicó, con la energía que lo caracterizaba, a difundir el espiritualismo, sobre todo en The Wanderings of a Spiritualist (1921) y The History of Spiritualism (1926). Cuatro años antes de morir publicó su autobiografía, Memorias y aventuras.
Las novelas de Sherlock Holmes han suscitado un culto de gran arraigo tanto de los lugares e indumentarias del personaje como de su ficticio domicilio en Londres. Existe una vasta cantidad de publicaciones pseudoeruditas que se ocupan del excéntrico personaje. Dentro de la historia de la novela detectivesca, Holmes es en muchos aspectos heredero de Augusto Dupin, protagonista de los tres relatos de Edgar Allan Poe, Los crímenes de la calle Morgue, El misterio de Marie Rogêt y La carta robada, que supusieron la fundación del género. Arthur Conan Doyle es considerado el primer maestro de la edad clásica de la narrativa policial, pronto desarrollada por figuras como Agatha Christie, G. K. Chesterton, Edgar Wallace o S. S. Van Dine.
Biografía publicada originalmente en Biografías y Vidas, con añadidos de la Wikipedia.
Fotografía obtenida en la Wikipedia.
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